miércoles, 16 de abril de 2014

De cazadores y presas.

Voy a ser escueto, podría escribir lineas y lineas pero a vosotros no os apetecerá leerlas y a mi no me apetece ni escribirlas ni que las leáis.

Hay dos tipos de personas en el mundo, los cazadores, y las presas.
Los cazadores buscan normalmente conseguir las cosas por la fuerza, engañando si es necesario y aprovechándose de las presas, que están esperando a verlas venir sin mostrar iniciativa para conseguir nada en su triste vidas de rumiante de forraje.
Las presas esperan pastando en su zona segura a que las cosas cambien sin mover un dedo, sin saber siquiera que un cazador las observa desde la sombra y planea destriparlas.

La asociación normal es la de cazador con presa en cuanto a personas se refiere, el cazador buscara a alguien sin voluntad y fácilmente manipulable para poder hacer siempre lo que el quiere, alguien que acepte ponerse un collar e ir paseando como trofeo por ahí, alguien que se deje engañar y que no sea mucho de pensar.
Y es lo común, es lo que todo el mundo ve normal. Es como se hacen las cosas.
Y la presa se creerá cazador, y el cazador le dejara creer que lo es dándole trofeos que la presa se tomara como pruebas de amor.

Y el cazador sin darse cuenta se aburrirá, pues la presa es una persona aburrida, sin metas en la vida, y se ira a buscar otra presa. Y ahí, ahí vienen los dramas.

Yo, personalmente, creo que para que un cazador no se aburra tiene que asociarse con otro cazador, la persona con la que compartes tu vida no tiene que ser una presa, tiene que ser un compañero de caza, no tiene que ser la princesita a la que proteger, no tiene que ser el tío al que tienes que pulir para que sea a tu gusto.
Creo que tiene ser tu igual, alguien con el que salir de caza juntos, alguien que te cubra las espaldas, alguien que no necesite protección.
Alguien como tú.

Al final no he sido tan escueto.

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